Probablemente muchas veces has escuchado el término apego, pero realmente no tienes muy claro que es, y con qué está relacionado. Esté artículo intenta explicarte de manera sencilla este término para entender lo indispensable que es el apego en la vida de los seres humanos.
El apego vendría a ser el vínculo primario que se forma, mayormente, por la relación madre e hijo, siendo también posible entre un adulto significativo (padre, abuelos, tíos, etc.) y un bebé durante sus primeros meses de vida. Este vínculo determina actitudes por el resto de la vida de ese infante. Este lazo conformado de la unión física y emocional del niño con el adulto, es lo que da la base para la sobrevivencia de esta nueva criatura, debido a que como seres humanos nacemos de manera incompleta desde diversos puntos de vista del desarrollo, razón por cual necesitamos el cuidado de otro ser humano mayor para asegurar nuestra subsistencia durante los primeros meses de vida, dependencia que tiene un descenso paulatino hacia la adultez. Esto se contrapone con algunos animales, los cuales no siempre necesitan los cuidados de la madre, pudiendo la cría valerse por sí sola poco después del alumbramiento.
Para que exista un desarrollo apropiado en el niño, se requiere que el cuidado provenga de un adulto significativo de manera prioritaria, para que el niño pueda vincularse y desarrollarse, ya que esta experiencia temprana es fundacional en el apego de este nuevo ser con su cuidador. El Apego se considera una función básica comparable incluso con la de alimentación, siendo esta un mecanismo de sobrevivencia en el niño con la aparición de la sonrisa social, donde este acto estrecha el lazo con su cuidador dando un feedback para que este adulto continúe con su labor. Es por esto, que va a depender de cómo se de la conformación de ese vínculo determinándose en apego seguro o inseguro, donde el primero es el que los adultos deberían promover con su hijos, siendo este un apego sano.
Las cualidades que debería tener este adulto significativo con el bebé en la conformación del apego seguro son acciones básicas e instintivas que mayormente tienen las madres con sus hijos como: contener, proteger y calmar, funciones que surgen de forma innata movidas por la envoltura afectiva que rodea esta relación vincular acompañado de contacto visual, físico y verbalizaciones.
Pero ¿Qué pasa cuando estas condiciones no se dan para el recién nacido? ¿Cuándo no existe un adulto significativo que proporcione las condiciones mínimas necesarias para la conformación del apego en el niño? ¿Cuándo no existe un cuidador exclusivo, sino varios que realizan esta labor por un pago, no basándose en un lazo afectivo o de amor, como se da en el caso de guarderías, salas cunas, hospitales, y hogares?
Sin duda que en estos casos la repercusión en estos niños es inmediata y compleja, pero no irreversible. Mientras antes se reparen estas condiciones y, principalmente, se proporcione a ese niño la relación con un cuidador exclusivo que sea responsivo, predecible, sensible y atento a las necesidades del niño, el impacto será menor. La base va a estar en que la reparación se haga rápida para que el daño de la separación inicial pueda ser resuelto de manera efectiva y sustancial.
María Paz Aguilera Oportus
Psicóloga Clínica en Apego, Lactancia y Crianza.
Celular: 90153162